lunes, 28 de junio de 2010

Confusión / Juan José Millás


Antes de que hubiera terminado de desenvolver el regalo de cumpleaños, sonó dentro del paquete un timbre: era un móvil. Lo cogí y oí que mi mujer me felicitaba con una carcajada desde el teléfono del dormitorio. Esa noche, ella quiso que habláramos de la vida: los años que llevábamos juntos y todo eso. Pero se empeñó en que lo hiciéramos por teléfono, de manera que se marchó al dormitorio y me llamó desde allí al cuarto de estar, donde permanecía yo con el trasto colocado en la cintura. Cuando acabamos la conversación, fui al dormitorio y la vi sentada en la cama, pensativa. Me dijo que acababa de hablar con su marido por teléfono y que estaba dudando si volver con él. Lo nuestro le producía culpa. Yo soy su único marido, así que interpreté aquello como una provocación sexual e hicimos el amor con la desesperación de dos adúlteros. Al día siguiente, estaba en la oficina, tomándome el bocadillo de media mañana, cuando sonó el móvil. Era ella, claro. Dijo que prefería confesarme que tenía un amante. Yo le seguí la corriente porque me pareció que aquel juego nos venía bien a los dos, de manera que le contesté que no se preocupara: habíamos resuelto otras crisis y resolveríamos ésta también. Por la noche, volvimos a hablar por teléfono, como el día anterior, y me contó que dentro de un rato iba a encontrarse con su amante. Aquello me excitó mucho, así que colgué en seguida, fui al dormitorio e hicimos el amor hasta el amanecer. Toda la semana fue igual. El sábado, por fin, cuando nos encontramos en el dormitorio después de la conversación telefónica habitual, me dijo que me quería pero que tenía que dejarme porque su marido la necesitaba más que yo. Dicho esto, cogió la puerta, se fue y desde entonces el móvil no ha vuelto a sonar. Estoy confundido.

Millás articuentos

domingo, 13 de junio de 2010

La espada de Damocles

Según cuentan Horacio en una de sus "Odas" y Cicerón, en sus "Tusculanas", Damocles era cortesano de Dionisio I, El Viejo (siglo IV, AC), tirano de Siracusa.
Dionisio I vivía en un suntuoso palacio en donde las riquezas abundaban, en especial por las obras de arte, el lujo, la exquisita y fina cocina, las lindas mujeres y el refinamiento de los cortesanos. Contaba, además, con criados y esclavos solícitos a sus mínimos requerimientos. Había mucha gente que lo envidiaba por el poder que ostentaba y por su incalculable fortuna. Uno de ellos era Damocles, un cortesano que se dedicaba a la intriga, al ocio, y en especial a envidiar a su rey, uno de sus mejores amigos.
Dionisio, quien adolecía de muchos defectos, sí odiaba la envidia y estaba aburrido de oír día a día las aparentes adulaciones, que eran una expresión velada de resquemor. Entonces el rey, con el propósito de escarmentarlo, decidió que Damocles lo sustituyera durante un festín.
La corte y los criados quedaron de tratar a Damocles como si fuera el rey. Le colocaron la corona de oro y diamantes y le pusieron el manto real. Damocles se hizo servir en la sala de banquetes, los mejores vinos y la más deliciosa comida. Al escuchar la música, dedicada a él, al sentirse halagado y admirado, no pudo menos que pensar que era el hombre más feliz del mundo. Al beber el mejor de los vinos en una copa de oro, miró hacia lo alto. ¿Qué era lo que pendía de arriba, un objeto cuya punta casi le tocaba la cabeza? Sobre su cabeza pendía una afilada espada, atada al techo por un delgado hilo. El brillo de ésta casi le impedía ver. Las manos le temblaban de tal manera, que derramó parte del contenido de su copa.
Como pudo, hizo acallar la música y sólo con la mirada desdeñaba los ricos manjares que iban sirviéndole. No se atrevía a huir, aunque era su único anhelo. Tenía pánico de mover hasta las cejas. El hilo era demasiado delgado; bastaba un pequeño vaivén para que se cortara y se enterrará en su cabeza.

De esta manera, Damocles pudo comprender lo efímero e inestable de la prosperidad y del lujoso modo de vivir del monarca. La frase la espada de Damocles se utiliza desde hace mucho tiempo, para expresar la presencia de un peligro inminente o de una amenaza.

viernes, 11 de junio de 2010

Remanso

Obra Abrazo de Montserrat Gudiol i Corominas

Remansos

El remanso del aire
bajo la rama del eco.

El remanso del agua
bajo fronda de luceros.

El remanso de tu boca
bajo espesura de besos.

Federico García Lorca

miércoles, 9 de junio de 2010

Ricardo Carpani: arte e ideología

"Hay que rememorizar. Porque un país sin memoria, toma memorias prestadas. Y las memorias prestadas son precisamente la colonización cultural."
Ricardo Carpani

Hablar de Ricardo Carpani es hablar de un Artista con mayúculas, cuya obra nos recuerda permanentemente nuestra identidad.
Nacido en la Provincia de Buenos Aires en el año 1930. Toda su obra es una expresión clara y tajante de su ideología política, y de su compromiso social. Así entendía el arte, como una forma de transformar la realidad. Su elección fue una elección militante, audaz, revolucionaria, como hubo pocas en la Argentina.
Su labor gráfica, afiches políticos, ejecutada en su mayor parte para el movimiento obrero y organismos de defensa de los derechos humanos, constituye, junto con su actividad muralística, un aspecto destacado de su obra.
"La obra pictórica está profundamente ligada a la experiencia social y política de la Argentina. Las imágenes de la clase obrera que nos iban a ser transmitidas por la obra de Carpani, no son exactamente los de una clase obrera organizada e integrada corporativamente al sistema, sino que lo que encontramos realmente es na clase en lucha" (cita de Ernesto Laclau).
Sus figuras son fuertes y sólidas y parecen "recortadas en piedras".
En sus composiciones predominan la figura de hombres decididos, firmes. Un tema que desarrollará en esta línea será la ilustración del Martín Fierro, el poema épico por excelencia de la Argentina, un alegato por la causa del gaucho.
En la década del 70 se radica en Madrid, a causa de la persecución ideológica de la dictadura militar permanece diez años en el exilio.
Es en España donde lleva a cabo una intensa actividad plástica y recorre Europa, Estados Unidos y Cuba, México y Ecuador.
Su artista más admirado, Miguel Angel, se refleja en su vocación por la forma del cuerpo humano. Un cuerpo con contextura fuerte, musculoso, centro de la imagen. Sus manos trabajadas y sus rostros dialogarán en expresión de potencia. La serie "Amantes" mostrará la conjunción de la pareja humana en abrazos sólidos, sensuales y envolventes. Con la reinstauración de la democracia en Argentina, Carpani vuelve a su país en 1984. Desarrolla una serie de retratos como los de Julio Cortázar, Rafael Alberto y Roberto Arlt. Comienza una serie de composiciones de la selva porteña donde se unen el arrabal, el tango y los cafés con el abundante paisaje tropical, con su vegetación y fieras salvajes. También desarrolla una serie de obras con el tema del Tango, algunas de las cuales serán parte de paneles del Show Tango Pasión, que recorrerá Europa. Expone, pinta y enseña en Argentina y viaja por el mundo.
Muere en Buenos Aires en 1997. Es uno de los grandes artistas plásticos de Argentina de toda su historia.

martes, 8 de junio de 2010

Insomnio

Pintura de Montserrat Gudiol i Corominas / Perfil femenino

No consigo dormir.
Tengo una mujer atravesada entre los párpados.
Si pudiera, le diría que se vaya;
pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

Eduardo Galeano

lunes, 7 de junio de 2010

Tomar a la ocasión por los pelos

He querido acompañar estas líneas con una representación de esta bella diosa romana, y casi no existe representación en toda la red, a excepción de la que les muestro. Queda pendiente, pues, un bello cuadro.

Tomar a la ocasión por los pelos, o bien, como dirían los españoles: “coger la ocasión por los pelos”.

También lo hallaremos como : la ocasión la pintan calva.

Son dos dichos que tienen la misma procedencia, aunque el primero es muy popular en España y el segundo, más usado entre nosotros.

Los romanos personificaban a la diosa Ocasión como una mujer hermosa, desnuda y con alas, como símbolo de la fugacidad con que pasan ante el hombre las buenas ocasiones u oportunidades.

Parada en puntillas sobre una rueda y con un cuchillo en la mano, la diosa Ocasión tenía una cabeza adornada por delante con abundante cabellera, mientras que por detrás, era totalmente calva.

De manera que, al decir tomar la ocasión por los pelos, se entendía que debía esperársela de frente, cuando ella venía hacia uno, donde se tendría la oportunidad de tomarla, ya que una vez que había pasado -y al no tener pelos por detrás- sería imposible agarrarla.

Con el tiempo, la expresión perdió algo de su sentido original y comenzó a ser utilizada para dar a entender que una cosa se logra más por suerte que por capacidad.

Respecto de la variante la ocasión la pintan calva, alude a la posibilidad inminente de alcanzar un logro y que por ninguna causa puede desperdiciarse la oportunidad.

¿De quién eres obra? De Fidias, que hizo la estatua de Palas, y también es suya la de Júpiter; yo soy su tercera gloria. Soy la diosa Oportunidad, poco frecuente y conocida por pocos. ¿Por qué te apoyas en una rueda? No puedo estar fija en un lugar. ¿Por qué calzas talares? Viajo volando. Lo que Mercurio hace prosperar, yo lo estropeo cuando quiero. Cubres tu rostro con cabellos. No quiero ser reconocida. Pero ¿tienes calva la cabeza? “Sí, para no ser cogida al huir”.[...]

Décimo Magno Ausonio, Obras II, pp. 302-303.

sábado, 5 de junio de 2010

El chivo expiatorio / Antigua leyenda medieval

Ilustración Young King de MaxfieldParrish

Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de asesinato. El culpable era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se procuró hallar un chivo expiatorio para encubrirlo.

El hombre fue llevado a juicio y comprendió que tendría escasas oportunidades de escapar a la horca. El juez, aunque también estaba confabulado, se cuidó de mantener todas las apariencias de un juicio justo. Por eso le dijo al acusado: “Conociendo tu fama de hombre justo, voy a dejar tu suerte en manos de Dios: escribiré en dos papeles separados las palabras ‘culpable’ e ‘inocente’. Tú escogerás, y será la Providencia la que decida tu destino”.

Por supuesto, el perverso funcionario había separado dos papeles con la misma leyenda: “Culpable”. La víctima, aun sin conocer los detalles, se dio cuenta de que el sistema era una trampa. Cuando el juez lo conminó a tomar uno de los papeles, el hombre respiró profundamente y permaneció en silencio unos segundos con los ojos cerrados. Cuando comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y, con una sonrisa, tomó uno de los papeles, se lo metió a la boca y lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon.

- Pero, ¿qué ha hecho? ¿Ahora cómo diablos vamos a saber el veredicto?

- Es muy sencillo -replicó el hombre- . Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué.

Con refunfuños y una bronca muy mal disimulada, debieron liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo.

“Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida, ni de luchar hasta el último momento.
En momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”. Albert Einstein.

Extraido del libro “La culpa es de la vaca” de Jaime Lopera Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo

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