sábado, 30 de octubre de 2010

Cambios / Juan José Millás

El beso, fotografía de Robert Doisneau
Llevaban veinte años durmiendo cada uno en el mismo lado de la cama, cuando una noche, entre sueños, ella ocupó el sitio de él y él el de ella. Para los dos resultó una novedad enfrentarse al cónyuge por un costado diferente al habitual. De hecho, el otro no parecía el cónyuge, sino un intruso que resultaba al mismo tiempo sorprendentemente familiar, como si se hubieran conocido en otra vida, o quizá en otro idioma. Esa madrugada hicieron el amor con una torpeza morfológica llena de hallazgos sintácticos, de manera que al levantarse decidieron extender el cambio a los otros ámbitos de la existencia. Así él comenzó a ponerse a la izquierda de ella en la mesa y a su derecha en el sofá. En el coche, que habitualmente conducía él, la mujer ocupó el lugar del conductor.

Este mínimo cambio geográfico modificó sus vidas, haciéndoles tomar conciencia de unos territorios corporales inéditos. Entre tanto, sus fantasmas, abandonados en los lugares primitivos, continuaron relacionándose con la rutina anterior. Mientras ellos se abrazaban, en fin, con la extrañeza de dos adúlteros, sus espíritus continuaban jugando al matrimonio, de modo que en seguida devinieron en cuatro individuos, dos reales y dos imaginarios. Iban juntos a todas partes, con las posiciones respectivas invertidas, como la imagen que devuelve el espejo. En los restaurantes, aunque sólo reservaban mesa para dos, se sentaban en realidad cuatro y se pasaban la cena discutiendo sobre las ventajas de la rutina frente a las de la novedad sin ponerse de acuerdo.

Transcurrido el tiempo, regresaron por nostalgia a los lugares de siempre, encontrando sus huellas como las habían dejado. En seguida, volvieron a ser dos, y a veces, cuando imaginaban la posibilidad de ser otra vez cuatro, sentían una pereza enorme.

10 comentarios:

Unknown dijo...

Hermoso el relato de J.J. Millás. Escribe tan bien y maneja la ambiguedad, los secretos del deseo, los límites y los desafíos... un maestro. Tiene la ventaja de ser periodista entonces aborda la realidad desde otro lado.
Lo he conocido gracias a este blog.
En cuanto a la foto de Robert Doisneau conocía sobre los famosos juicios que hubo hechos por falsos protagonistas de la misma lo que provocó que se devele la realidad: no fue una foto al azar de dos "transeúntes anónimos": fueron modelos contratados por el fotógrafo.
Muy linda entrada.
Funes
Si viene alguna inspiración algo escribiré... sino, no

vicky dijo...

(Funes) Puedo hacele una pegunta??? ... mejor...dos!!
lOS FANTASMAS.. LOS DESEOS SON FANTASMAS?? o cuando son secretos generan ambiguedad... y eso si es un fantasma???

vicky dijo...

Error tipográfico, responsable...Este teclado.

Unknown dijo...

Mirá vicky: no tengo la más pálida idea... pero me suena al oído que los deseos no son fantasmas, son deseos. El tema me parece es que si esos deseos potencian lo mejor de uno, aún siendo secretos, nos sirven. El tema es cuando esos deseos nos turban, nos nublan nuestra capacidad de entender y percibir la realidad... o nos frustran por no poder concretarlos quizá ahi si estamos medio en problemas, esos deseos nos merodean como sombras... como fantasmas y se nos vuelven en contra.
Yo tengo miles de deseos por metro cuadrado de mi existencia y de todo tipo, la mayoría quedan en esa categoría -deseo- y los trato de mantener a raya....
Funes

vicky dijo...

Tenés muy buen oido!! Ja ja!!
Es verdad el problema empieza cuando los movemos de categoría, si es un sano deseo hay que mantenerlo como alimento en su propia forma "solo fantasía". Lo voy a intentar, Graciass Funess!!

Unknown dijo...

Vicky
deseos que quedan siempre en deseos; Deseos que se convierten en realidad y nos colman de felicidad. Deseos que son solo para el placer. Deseos que "viven" en el mundo de nuestras fantasías. Deseos que por no concretarse nos duelen. Deseos que por concretarse, nos duelen. Deseos que cuando los concretamos decimos "¿tanto lío para esto?". Deseos de gloria; de reconocimiento; de placer; Deseos extravagantes; deseos ansiosos; deseos que vienen y que se van y luego vuelven; deseos riesgosos; deseos que aún riesgosos queremos concretar; deseos de cambiar la realidad; deseos de que la realidad vuelva a ser como "antes"; deseos que pueden esperar; deseos impostergables; deseos que nos hacen soñar; deseos que nos hacen despertar; deseos que lastiman a otros; deseos que contamos a gritos; deseos reprimidos; deseos que sabemos no tienen importancia; deseos que nos gobiernan varias horas del día; deseos altruístas; deseos egoístas; deseos confesables; deseos inconfesables... y así Vicky, hasta el infinito....
Funes
PD: a modo de resúmen y siguiendo un viejo dicho popular llevado a una canción: "todo lo que deseo seguro es ilegal, es inmoral o engorda"...
En fin.....

vicky dijo...

jajajjaa!!! Buenísimo Funes!! Realmente hay de todos los colores pero al fin: "todo lo que deseo seguro es ilegal, es inmoral o engorda"... tendré que cultivarme para que mi ser exprese sus deseos altruístas. Graciass

Zamarat dijo...

Millás siempre tan maravilloso!!
Me gusta tu blog. Pasaré por aqué mas veces. Saludos!

Unknown dijo...

Vicky:
aquí en "alma...." y hablando de deseos, hay una entrada del 31 de mayo de 2009 que no te puedes perder (yo acabo de descubrirla).
Si tenés ganas, date una vueltita por allí....
Funes

Edit dijo...

Que relato más sugestivo!!!
A veces los que viven juntos en la monotonía, terminan desconociéndose.
Descubrirse y conquistarse mutuamente, cada día, es la llave de la felicidad.

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