martes, 28 de julio de 2015

Te llevaré sobre mi sangre

Erika Kuhn
Apágame los ojos: puedo verte;
ciérrame los oídos: puedo oírte;
y aun sin pies puedo andar en busca tuya,
sin boca, puedo conjurarte.
Ampútame los brazos, y te agarro,
como con una mano, con el corazón mío;
detén mi corazón, y latirá el cerebro;
y si arrojas el fuego en mi cerebro,
te llevaré sobre mi sangre.

Rainer Maria Rilke. 
Poeta y novelista austro-germano
Praga, 1875 – 1926

lunes, 27 de julio de 2015

Ahora te escribo

Ahora te escribo, ya ves, para decirte apenas
que todo es como antes, que nada cambia
en el fondo si no lo tocamos nosotros,
que sólo nos atañe este silencio
compartido, y el riesgo de creer y crecer
como árboles aislados que une, a ratos,
un mismo viento o una misma lluvia.

Miquel Martí i Pol

Máscaras

No me gustan las máscaras exóticas
Ni siquiera me gustan las más caras
Ni las máscaras sueltas ni las desprevenidas
Ni las amordazadas ni las escandalosas.

No me gustan ni nunca me gustaron
Ni las del carnaval ni la de los tribunos.
Ni las de la verbena ni las del santoral.
Ni las de la apariencia ni las de la retórica.

Me gusta la indefensa gente que da la cara
Y le ofrece al contiguo su mueca más sincera
Y llora con su pobre cansancio imaginario
Y mira con sus ojos de coraje o de miedo.

Me gustan los que sueñan sin careta
Y no tienen pudor de sus tiernas arrugas
Y si en la noche miran / miran con todo el cuerpo
Y cuando besan / besan con sus labios de siempre.

Las máscaras no sirven como segundo rostro
No sudan / no se azoran / jamás se ruborizan
Sus mejillas no ostentan lágrimas de entusiasmo
Y el mentón no les tiembla de soberbia o de olvido
¿quién puede enamorarse de una faz delegada?

No hay piel falsa que supla la piel de la lascivia
Las máscaras alegres no curan la tristeza
No me gustan las máscaras, he dicho.

Mario Benedetti. 

Arte Juan Carlos Manjarrez
No sólo es luz que cae
sobre el mundo
lo que alarga en tu cuerpo
su nieve sofocada,
sino que se desprende
de ti la claridad como si fueras
encendida por dentro.

Debajo de tu piel vive la luna.

‘Oda a la bella desnuda y otros escritos de amor’ 
Pablo Neruda

Mi dolor

El bote se aleja 
y forma un camino blanco 
mi dolor y su huella. 

Akiko Yanakiwara
(1878-1942)

Flores caidas

Las flores caídas
Ahora nuestras mentes
Están en paz.

Matsumoto Koyu-Ni 
(Haijina del siglo XVIII)

domingo, 26 de julio de 2015

Flor del cerezo

Cuidado.
La contemplación del cerezo
embriaga.

Ogawa Shushiki (1669-1725)
Haiku japones

Medios de comunicaciòn

Rom Hicks
De los medios de comunicación
en este mundo tan codificado
con internet y otras navegaciones
yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto.

‘Mass media’ Mario Benedetti

sábado, 25 de julio de 2015

El torrente del canto de pájaros

Pinturas de Zou Chuan An
El hombre reposa, las flores de acacia caen.
La noche es tranquila, la montaña de primavera vacia.
La luna sale, sorprende a los pájaros de la montaña.
Entonces cantan, dentro del torrente de primavera.

Wang Wei (701-761 D. de C.)
Músico, pintor y estadista de la Dinastia Tang

viernes, 24 de julio de 2015

Pensamientos nocturnos

Delante de la cama, la luz de la luna brillante,
creí que era escarcha sobre la tierra.
Levanté la cabeza, vi la luna brillante,
bajé la cabeza, y pensé en el hogar lejano.

Li Bai
(701-762 D. de C.)
También conocido como Li Po o el poeta inmortal, considerado el mayor poeta romántico de la dinastía Tang

Gacela que reunes

Gacela que reunes
distintos tipos de belleza,
cerca o lejos de mi,
en mi alma estás arraigada.

***
Desde al-Zahra te recuerdo con pasión,
el horizonte está claro
y la tierra nos muestra su faz serena.
La brisa desmaya con el crepúsculo,
parece que se apiada de mi
y languidece llena de ternura…
Así fueron los días deliciosos que ya pasaron,
cuando aprovechando el sueño del destino,
fuimos ladrones del placer.
Ibn Zaydun (Córdoba, 1003 – 1071)
Poeta árabe andalusí considerado como el mayor poeta neoclásico de al-Ándalus

jueves, 9 de julio de 2015

Disgregaciones

Arte de Alex Alemany
No hay rastro en su cara 
de los pensamientos que ella guarda. 
Están perdidos en su sueño

Va a ser una sombra por la mañana. 
Con el sol que se levanta 
se desmaterializa

jueves, 2 de julio de 2015

Te quiero a las diez de la mañana

Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?

Jaime Sabines

Related Posts with Thumbnails