
Continuemos...Plinio el Viejo cuenta que Apeles era un artista que siempre buscó la perfección en sus obras y le interesaba la crítica de todo el mundo. Una forma de obtenerla era colocando sus cuadros en la plaza pública. Él se escondía detrás de las telas para escuchar los juicios de los ocasionales transeúntes. Cierto día acertó a pasar por el lugar un conocido zapatero que criticó duramente una sandalia que figuraba en un retrato de cuerpo entero de un personaje de la época. Apeles reconoció su equivocación y corrigió el defecto señalado por el zapatero, y volvió a exhibir la obra. Acertó a pasar nuevamente el zapatero, y envanecido al ver corregido aquello que él señaló como un error, comenzó a criticar otros detalles, incluso los colores. Entonces Apeles, que escuchaba desde su escondite montó en cólera, y le dijo ásperamente "el zapatero no debe juzgar más arriba de las sandalias" ("Ne supra crepidam sutor judicaret"). La expresión, desde entonces, se usa como consejo a quien pretende juzgar asuntos ajenos en los que no es experto.
Extraído de El Aguará / 1993 / Adolfo Argentino Golz
Otra más zapatero a tus zapatos, gracias!!
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