jueves, 17 de septiembre de 2009

Leyenda africana

Pintura "Adán y Eva" de Fernando Botero

Dicen que dicen que un día, Mulukú, el Dios de una tribu africana, tuvo ganas de estar acompañado. Entonces cavó un gran pozo en la tierra con sus manos y del pozo salió un hombre.
Cavó otro pozo y salió una mujer.
Les dio muy buena tierra para cultivar, herramientas para trabajar y semillas de mijo para sembrar.
Y les explicó:
-Para vivir bien tendrán que construirse una casa sólida. Les enseñaré a trabajar la tierra para sembrar y así tendrán comida.
-Bueno, bueno-dijeron a coro el hombre y la mujer, y se fueron.
Al tiempo Mulukú volvió a visitarlos y encontró con que el lugar estaba vacío. No había casa. No había tierra sembrada, se habían comido las semillas de mijo y las herramientas estaban tiradas por ahí.
Desilusionado se sentó en una piedra a pensar.
Pensó y pensó hasta que decidió llamar al mono y a la mona. Les dijo lo mismo que al hombre y a la mujer y les dio tierra, mijo y herramientas.
Al tiempo Mulukú volvió. Los monos habían construído una casita de ramas y barro, tenían un hermoso sembrado verde y de una olla que hervía sobre el fuego, salía un riquísimo olor a comida.
Entonces les sacó las colas a los monos y les dijo:
-"Conviértanse en hombres".
Se fue a la selva a buscar al hombre y a la mujer que estaban cazando mariposas entre las ramas, les puso las colas de los monos y les dijo:
-"Conviértanse en monos".

Laura Roldán
Extraído de "La marca del garbanzo", Altea, 2007

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