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Ilustración de Maxfield Parrish |
Y le dijo Aristipo:
"Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas".
A lo que replicó Diógenes:
"Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey".
Para los soñadores, para los que aman y lo entregan todo, para los sensibles, para los que aún creen, para los perdidos, para los que sufren, para los que tocaron fondo, para los que reinventan cada día, para los que dicen SI, para los inconformistas, para los bellos de adentro, los que tienen alma de diamante.
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Ilustración de Maxfield Parrish |
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Óleo de Montserrat Gudiol i Corominas |
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Alone In The Uncounsciousness by Ctrc |
Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
-¿Era yo el que regresaba?-
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!
Juan Laurentino Ortiz
Alias Juanele
Poeta argentino entrerriano (1896 - 1978)
(«Fui al río...», El angel inclinado, 1938)
Los versos de Juanele han sido uno de los regalos más preciados que me llevo de mi estadía en el río Paraná. En esta breve poesía, el poeta celebra con incontenible alegría su fusión con la naturaleza, la que ya nunca volvería a ser la otra parte de la ceremonia dialógica. Por fin, él era el río y el río era él.
Paradójicamente, aún en su tierra, no es tan fácil conseguir ejemplares de su obra editada., por eso para leer más sobre su "antología" les dejo este enlace
Y bajo el riesgo de extenderme demasiado, una foto del río que se recuesta frente a mi ventana.
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Fotografía de Celeste Mazzadi |
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Ilustración de Dani Torrent |
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Óleo de Sergio Cerchi |
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Ilustración de Leicia Gotlibowski |
Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología,
llorando.
Festejar los cumpleaños familiares,
llorando.
Atravesar el África,
llorando.
Llorar como un cacuy,
como un cocodrilo...
si es verdad
que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.
Llorar de amor,
de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato, de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Oliverio Girondo
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Ilustración de Andrey Remnev |
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Escena del paraíso de Miguel Angel |
"Toma de mi todo lo que necesites para ser feliz.Déjame solo lo necesario para disfrutar de tu felicidad"Ignacio Reiva