Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve, que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en la agonía.
Y sucedió que un día,
aquella mano suave
de palidez de cirio,
de languidez de lirio,
de palpitar de ave,
se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,
huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.
México, 1868 / 1934
3 comentarios:
haaayy!! es hermosooo!!
muy lindo salido del corazon echo con armonia ...
abrazos
una belleza infinita... leo y releo el poema... subyuga su cadencia, su ritmo, su imagen.... y es como me dijo alguien: este poema "es" un suspiro....
Funes
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