Óleo de Sergio Cerchi |
- ¿Existe realmente el infierno y el paraíso?
- ¿Quién eres tú? Pregunto el Maestro.
- Soy el samurai...
- Tú un guerrero! Exclamó Hakuin. Pero mírate bien ¿Qué señor va a querer tenerte a tu servicio? Pareces un mendigo.
La cólera se apoderó del samurai. Aferro su sable y lo desenvainó.
Hakuin continuó: - Ah, incluso tienes sable! Pero seguramente eres demasiado torpe para cortarme la cabeza.
Fuera de sí, el samurai levantó el sable dispuesto a golpear al Maestro. En ese momento éste le dijo:
- Aquí se abren las puertas del infierno.
Sorprendido por la seguridad tranquila del monje, el samurai envainó su sable y se inclinó respetuosamente.
- Aquí se abren las puertas del paraíso. Agregó el Maestro.
Citado por Pascual Faulliot en el libro El blanco invisible
1 comentario:
siempre esa maravillosa filosofía de la paciencia para saber hallar en el gesto el verdadero camino. Me gustaría saber si este pueblo que tanto nos enseña ahora en la desgracia, podría estar más cerca de la piel de Dios en su dolor y enseñarnos el dominio práctico de las pasiones ante cualquier situación sin perder la calma.
Hermosa lección.
Un cordial saludo. Elisa
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