Rosa de Jericó |
Una vez, hace tiempo, tuve en mis manos esta planta milagrosa. Se me presentó tan enigmática que inmediatamente captó mi atención. La rosa de la resurrección podía transformar su apariencia de ovillo de hilo cisal entreverado, sólo con el mágico contacto del agua, en una planta similar a un helecho verde y abundante en hojas, tan solo en unas pocas horas. Retirada de su fuente de vida, volvía a su apariencia inerte, a la espera de un tiempo inmemorial.
Supo morir mi amor, en apariencias, como la Rosa de Jericó.
Tan enigmática como su nombre botánico, Anastática hierochúntica, es una especie única oriunda de Afganistán, pero se puede encontrar también en Egipto, Palestina y riberas del Mar Rojo.
Sus ramas tienen la propiedad de contraerse con la sequedad, permaneciendo cerradas y secas durante muchísimos años,incluso generaciones,hasta que la humedad o el contacto con el agua vuelve a abrirlas, recobrando así su verdor y belleza.
Arrancadas del suelo por el viento, éste las arrastra a su merced, convirtiéndolas en viajeras obligadas a través de estepas y desiertos, cruzando las fronteras de diversos países de Asia y otros continentes, y diseminando sus semillas por todos ellos. Posiblemente este errar interminable diera forma a la leyenda de Jesús en el desierto.
Ruedan incesantes por los desiertos de Arabia, Egipto y riberas del Mar Rojo... Pero no crecen, sin embargo, en la ciudad de Jericó; si bien es cierto que , miles de años atrás (sobre el segundo milenio antes de Cristo) ricos hacendados y comerciantes de esta ciudad las traían desde los lugares más lejanos, como un preciado talismán, para bendecir sus casas o negocios y librarlos de los invasores. Pudiera ser que el esplendor de Jericó en esta época diera nombre a la planta.
Su tradición ocultista data de tiempos muy remotos, y el paso de los siglos no ha logrado desprenderla jamás de su leyenda y poderes. Creyentes y no creyentes, todos reconocen antes o después sus beneficiosos efluvios.
Cuenta la leyenda que, cuando Jesús se retiraba a orar al desierto, la Rosa de Jericó, arrastrada por los vientos, se detenía dulcemente a sus pies y, de madrugada, después de abrirse con el rocío de la noche, ofrecía al Maestro las gotas de agua de sus ramitas. Jesús las tomaba con las yemas de sus dedos, llevándolas a los labios para calmar su ardiente sed. Conmovido, la bendijo.
Extendida esta leyenda con el paso de los años a otras naciones y otros continentes, diferentes etnias han considerado la Rosa de Jericó como Flor Divina,ícono de la resurrección, reconociéndola, además, como portadora de beneficiosos dones. Coinciden también muchas ramas del mundo esotérico en atribuirle especiales propiedades, acogiéndola como el talismán vivo más escaso y deseado.
1 comentario:
Qué hermoso esto!!!!
No conocía esta "rosa de Jericó" ni sus capacidades de nacer, y resurgir en el tiempo.
De todas las cualidades que se le atribuyen me parece que hay una que es irrefutable y que aún los mas descreídos como yo no podremos jamás negar: me refiero a la mágica cualidad de resurgir siempre que tiene esta rosa de la resurrección.
¡Si pudiésemos los seres humanos imitar un poquito a la rosa de jericó...!, saber que siempre, detrás del dolor, luego del miedo, pasada la pena, vendrá la vida a rescatarnos, la savia corriendo en nosotros...
Una simple hierba del desierto, arrancada de raíz por los vientos se guarece en si misma para florecer cuando el agua la bendice de nuevo...
Tal vez el mundo, me refiero al verdadero y no a la simulación que construímos, sea de la rosa de jericó y de quienes se animan a imitarla.
"Resurrección de la alegría
estoy de fiesta con mi sangre
porque el que nace a la ternura
vence a la muerte cotidiana
abre las puertas de la vida
y lleva un niño en la mirada"
En fin....
Funes
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