Fotografía Michael Magin |
Se te ve profunda y soberana,
soberana de nuevo temple,
temple de fuego y golpe,
no prevalece la tristeza en los ojos,
sino el cielo oscuro,
del más negro y profundo oscuro,
del negro abismal donde no existió la luz.
Tras eso se te ve sentada, meciéndote,
sin frío ni calor,
mirando la puesta de sol,
cobijada por la calma
de mil huracanes que pasaron.
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