Él le teme a mi pecho
o tal vez a mi hambriento corazón.
Piensa en mi sed
eterna sed de su alma
fruto jugoso licor de sol.
Por eso es que me toma por la espalda
al hacerme el amor.
Pero una noche crecerán mis alas
y volaré hasta vos.
Arderás, arderás eternamente
en tu hoguera interior.
Hazme el amor
pecho contra pecho
mordiendo el corazón
serás el alimento más perfecto
un manjar, un dulzor
mientras te bebo el alma tiernamente
pues es bastante tarde para vos.
Te cambiaré por un oscuro Arcángel.
Negociaré con Dios.
Stella Berduc, Paraná enero 2010
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