domingo, 10 de enero de 2010

Temiéndole a mi pecho

Él le teme a mi pecho

o tal vez a mi hambriento corazón.

Piensa en mi sed

eterna sed de su alma

fruto jugoso licor de sol.

Por eso es que me toma por la espalda

al hacerme el amor.

Pero una noche crecerán mis alas

y volaré hasta vos.

Arderás, arderás eternamente

en tu hoguera interior.

Hazme el amor

pecho contra pecho

mordiendo el corazón

serás el alimento más perfecto

un manjar, un dulzor

mientras te bebo el alma tiernamente

pues es bastante tarde para vos.

Te cambiaré por un oscuro Arcángel.

Negociaré con Dios.


Stella Berduc, Paraná enero 2010

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